Tu norte verdadero
«Las mejores cosas de la vida probablemente nunca se marcarán en una lista de tareas pendientes» Mychael Hyatt
Es el lugar hacia donde deseas de verdad ir en tu vida. El lugar donde quieres pasar la mayor parte de tu tiempo. Quizás no conoces aún cuál es ese norte verdadero, porque llegar allí es un proceso que debemos atravesar, que requiere consciencia y comprensión. Este ejercicio que te comparto es un comenzar a dar el paso a tu favor.
Este nivel de análisis que te propongo puede servir para detenernos a pensar qué tipo de vida queremos llevar, si estamos cómodos, o si podemos plantear cambios que estén en línea con nuestras necesidades, con nuestros deseos actuales y el estilo de vida que llevamos.
Es una especie de ejercicio de productividad pero aplicado a la vida en general, no solo sirve para el trabajo, sino que es una invitación a mirar de forma ampliada.
“Las horas del día no me alcanzan” es una alerta, una invitación a detenernos. Puede ser que necesitemos cambiar de estilo de vida y en el medio de esta vorágine no sepamos cómo hacer, porque no solo se nos va el día, también nuestra energía. Está claro que nuestra vida no va a cambiar solo haciendo un ejercicio, pero nos sirve para poner en discusión adentro nuestro que tipo de vida queremos vivir y poder plasmarlo en la realidad. Claro, eso es un proceso.
La “brújula de la libertad” es un ejercicio que propone Michael Hyatt para mejorar la productividad en el trabajo, yo la aplico a todo nuestro día, para que nos permita trazar el nuevo camino y para evitar ir por un camino que al final no queremos. Nos merecemos una vida buena, abundante y disfrutable y eso hay que decidirlo.
Ahora sí, manos a la obra:
Tendremos dos ejes: Pasión (en el eje Y) y Competencia (en el eje X).
Y dentro de eso 4 zonas.
Zona 4: La zona de monotonía. Esta zona está constituida por tareas de las que no tenemos ni pasión ni dominio. Básicamente, son las cosas que nos desagrada hacer y en las que, de todas maneras, no somos buenos. Este es el peor tipo de trabajo, es una carga pesada que no queremos hacer. Revisa tu lista y fíjate que entra en este sector.
En mi caso y hablando del hogar es planchar.
Dato: obligarnos a hacerlas es una labor molesta. Son tareas que nos requieren mucho tiempo y dan poca contribución. Es claro que nunca voy a ser buena planchando y no quiero serlo tampoco.
Zona 3: La zona de desinterés. Está formada por cosas para las que somos competentes, pero que no nos apasionan. Podemos realizar esas tareas, tal vez mejor que cualquier otra persona en el hogar u oficina, pero consumen mucha de nuestra energía.
¿Por qué? Porque no tenemos pasión para hacerlas. No nos interesan, así que nos aburren al ejecutarlas. La mayoría de nosotros tendemos a evitar las tareas de la zona de monotonía, pero por lo general quedamos trancadas en las de la zona de desinterés. Y te digo otra cosa, si no tenemos cuidado, podemos quedarnos atrapados en la zona de desinterés por años, simplemente porque es lo que nos paga el sueldo.
Un trabajo que no te interesa es un buen ejemplo.
Zona 2: La zona de distracción. En esta zona, la vida comienza a ser mucho más divertida. La zona de distracción está formada por las cosas que nos apasionan, pero tenemos poca habilidad para ellas. Esto significa que esas actividades no agotan nuestra energía porque disfrutamos haciéndolas, pero si no tenemos cuidado, son una trampa para convertirse en grandes pérdidas de tiempo.
El problema es que no las dominamos, lo que nos impide realizar una contribución significativa a esas áreas. Por ejemplo querer hacer un video publicitario, te va a llevar horas aprender la plataforma y además hacerlo bien, aunque le pongas pilas y te encante.
El problema con la zona de distracción es que a veces también la pasión puede enmascarar la falta de competencia, pero solo para nosotros.
Con esta zona hay que ser muy rigurosos.
[Así que cuando identificamos las tareas que encajan en nuestra zona de distracción, debemos ser despiadados con nosotros mismos, conscientes de que estamos destacando las cosas que amamos pero que probablemente no deberíamos estar haciendo.]
Zona 1: La zona de deseos, el punto en el que se cruzan nuestra pasión y nuestra competencia, donde podemos desplegar nuestros dones y habilidades para hacer una contribución más significativa al negocio, a la familia, a tu espacio … y tal vez al mundo.
Acá es donde experimentamos nuestra verdadera esencia. Nuestro norte verdadero. Lo ideal sería permanecer ahí el mayor tiempo posible durante la semana.
Tu turno: ahora tenes que colocar las tareas en cada zona.
Una vez que conocemos todo el panorama de nuestros días podemos hacer lo que sigue: empezar a eliminar, delegar, o automatizar tareas que están fuera de esta zona de deseos.
Zona X: La zona de desarrollo. Hay una quinta zona sin lugar fijo en la cuadrícula. Hyatt la llama la zona de desarrollo, y consiste en cómo medir el trabajo fuera de tu zona de deseos, para potencialmente avanzar hacia allí. Tal vez seas altamente apasionada y poco competente en alguna tareas para la que estás desarrollando destreza. Es importante tener en cuenta esta progresión, ya que nuestra experiencia afecta tanto a la pasión como a la competencia.
Cómo encontrar tu norte verdadero
Ahora que entiendes las cuatro zonas ya tenes tu brújula de la libertad, que es simplemente la cuadrícula de la pasión y la competencia acostada de manera que la zona de deseos ocupe la posición superior.
El norte verdadero es nuestra zona 1 —la zona de deseos— el verdadero norte, la dirección en la que queremos ir. Al igual que una brújula de navegación puede salvar tu vida si estás perdido en un desierto, la brújula de la libertad puede guiarte en la apatía de un trabajo sin sentido, de un trabajo que no te llena el corazón para ir en búsqueda de tu propósito.
Bibliografía
Hyatt, M. (2019). Free to Focus: A Total Productivity System to Achieve More by Doing Less. Baker Books.